Viernes en la noche (madrugada de sábado): unos tipos y tipas en el depa de arriba discutiendo acerca del futuro de la investigación en México y otras jaladas. Sólo porque me dio hueva levantarme, ponerme los zapatos, subir al otro piso y mentárselas, sino hubiera yo ido. El caso es que no pude dormirme hasta las 4 o 5 de la madrugada y eso unas dos o tres horas.
Sábado en la noche (domingo de madrugada): oiga una tipa con una voz horrible ("no, ¿como voy a subir? si está bien oscuro, además le hablo a él y no contesta ni baja. Y ya son las 5 de la mañana"), una segunda fémina con voz más agradable le responde (cosas que ya ni me acuerdo, jaja, pus era de madrugada) (de lo que sí me acuerdo "no me insultes, yo vivo aquí con mis hijas, además yo trabajo en la zona del pedregal, san ángel, zona rosa, ahí reparto mis tarjetas, servicios de acompañamiento para ir a tomar la copa") utaaaaa mauser, en ese momento el tribilín se despierta todo desapendejado, yo diría calenturiento. También en ese instante mi mente hace clic. Creo reconocer la voz de la segunda fémina como una de mis vecinas que siempre viste estilo fodongo, pants y tenis, pero que cuando se arregla con jeans ajustados y zapatillas altas, se ve buenísima, por no decir utísima.
Nadie sabe en qué trabaja, según es maquillista o algo así. Pero con esa conversación me cae el veinte. De ir a tomar la copa e ir a otro lado, debe haber una diferencia como de 500, mil o más pesos. Carajo, tengo años de verla y de que se me cae la baba, y hasta ahorita creo saber en qué la rola, jajaja.
Noooo, pus ya no pude dormir. El puto tribilín pedía a gritos que alguien le jalara el pescuezo y pus alguien tenía que hacerle el favor, jaja.
A ese ritmo, de no poder dormir en las noches, no llegaré a los 40 años, jeje.