Llegan unos chamacos enfrente de una vivienda, y se ponen a gritar: "Ansinaaaa ..... Ansinaaaaa.... Ansinaaa". En eso sale una señora toda encabronada y les dice: "Ya les he dicho que mi hijo se llama Jelipe y ansina quiero que le digan".
Entra un señor a un banco con un gatito entre sus manos. Con voz fuerte exclama: "Denme todo el dinero o aprieto el gatillo".
Jajajaja, que chistes tan mamones.
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Quisiera hacer posts como los de antes, en los cuales despotricaba contra nuestros (malos) gobernantes, pero ya me cansé. Ellos insisten en dejárnoslas ir con impuestos, corrupción y chacaladas; mientras que nosotros insistimos en movernos, para que no se sienta tan feo.
Ya lo dijo el vocero de la Arquidiócesis: los políticos,
una clase mezquina, metida en sus discusiones bizarras, absurdas, partidistas, que no están viendo por el bien del país,
(también no tienen pierde los comentarios a la nota)
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Andar de pietón te cambia (momentánea y parcialmente) la existencia. De entrada haces más tiempo hacia tu trabajo, más si tienes que transbordar. A todos los que se suben al microbús/autobús/pesera les ves cara de delincuentes. Todo mundo te tortea y tú torteas a todas (las que están en edad de merecer). El viaje se asemeja a la corte de los milagros, hay de todo como en botica, viajantes, ratas de dos patas, vendedores, merolicos, y hasta chicas guapas.
Con el bamboleo del camión te dan ganas de echarte tu coyotito, cosa que no es recomendable cuando vas en auto conduciendo. Puedes ilustrarte y leer un rato. Ver que el micro se mete en colonias que jamás imaginaste y en donde difícilmente saldrías vivo si caminaras por ahí solo y en la madrugada.
Se sube un muchacho joven, alto y fornido, con una bolsa de dulces baratos:
"Señores pasajeros, disculpen la molestia. Acabo de salir del Cereso Oriente en donde purgué mi condena por asalto a mano armada. En ese reclusorio me enseñaron el oficio de talabartero, para lo cual quiero comprar la herramienta y materiales y así ganarme la vida de manera honesta, por lo mismo les solicito su ayuda. Cualquier moneda, si sale del corazón será bien recibida. Ya no quiero subirme a un camión con una punta y ganarme la vida de manera deshonesta. Ahí con lo que gusten cooperar".
Ante argumentos tan poderosos, contundentes y convincentes, la mayoría de los que viajan buscan en sus bolsillos unas monedas, de las que reciben a cambio uno o dos dulces baratos.
El pexipato (quien recibió varios cursos intensivos de como ser o convertirse en un buen codomontano) finge leer su libro vaquero y se hace menso.
Al mismo tiempo piensa nerviosamente: "con que no me den un piquetito, por andar de mezquino, cual vil diputado".
Jajajajaja.
3 commentaires:
La etiqueta!!
Jajajaja!
Yo hoy también me subí al camión de Irapuato a mi hermosísima ciudad, y se subió el mismo chico de siempre a vender chocolates...
Sólo que ahora no le compré, a duras penas acabalé los 17 pesos que me cobran...... Igual y en una de esas, ya es más negocio subirse a ofrecer dulces.
Besos virtuales!
Muuuuaaaacccckkkkkk!
Codo!!!
Qué no ves que era para sus herramientas y materiales.... (alcohol del 96 y cemento)...
Por tu culpa no prospera la nación... chale....
Es cierto, aca hasta a los vendedores ambulantes extranio,,de plano luego si te sacan del apuro del hambre a medio camino...
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