mardi, janvier 17, 2012

De poquito a poquito engorda el cochinito

O de como en este país el que no corre, vuela.

Y para muestra tres ejemplos:

1.- voy a comer con un amigo y sus hijos a un restaurante de tacos, parrilla o parrillada se llama. A la hora de pedir la cuenta, uno de los hijos de mi amigo comenta que en días pasados y en ese mismo restaurante, se habían equivocado con la cuenta y habían pretendido cobrarles de más. Y que además no era el único restaurante en donde hacían eso, que había otros que practicaban el arte de enchufárselo a uno. El chavo me dice que si lo dejo revisar la cuenta, accedo, saca su celular, suma y me dice que hay una diferencia de 30 pesos a favor del restaurante. Al principio no entiendo si el chavo tiene memoria fotográfica y calculó lo que cada uno comió con sus respectivos precios y comparó el monto total con la cuenta. Pero no, más bien es lo siguiente: imagínense que les entregan un pedazo de papel de rollo de caja registradora con las siguientes cantidades (es un ejemplo),
60.00
40.00
38.00
54.00
45.00
_____
267.00

Por lo general uno asume que como la cuenta es hecha por una caja registradora está bien la suma, pero (en este caso) no. Hacemos el reclamo, y minutos después el dueño dice que la caja retuvo el monto de un consumo anterior y por eso es la diferencia, que efectivamente hay un error. Nos traen de nuevo la cuenta (237.00), ofrecen disculpas y ya. No nos ofrecen postre gratis o algo más que la disculpa.

No deja uno de pensar si es la caja que se equivoca con la sumatoria, o si lo practican con todos los clientes. O tal vez es una manera de compensar el hecho que con la crisis ya no deja uno tan fácilmente el 10% de propina. De todas maneras, es un atraco en despoblado.

2.- No solo se cuecen habas en la capital, también en provincia (aunque se enoje el marinero Simbad con el término, la capirucha es la capirucha y provincia el interior de la res pública). En las vacas pasadas, fui a ver una doctora con el fin de que me hiciera más guapo de lo que soy. Le dije que me quitara unas pequeñas imperfecciones del rostro, cuello y torso. De entrada la asistente me enchufó con 450 pesos de la consulta. Pasé a ver a la doctora, me examinó durante tres o 5 minutos, y me dijo: vaya a que le practiquen estos análisis y regresa. Tiempo de erección, digo de coagulación, y otros análisis más. Costo: 140 pesos en un laboratorio de análisis clínicos. Hasta la laboratorista se sorprendió y preguntó que si me iban a operar, le dije que no, que era una cosa sencilla. Regresé con la asistente de la doitora, y me dijo que si quería que ese mismo día me practicaran el tratamiento embellecedor. Le dije que por mí ya, a lo que te truje chencha. Añadió que de parte de la doctora, si quería yo tratarme el rostro eran 1800 pesos y rostro y cuello, dos mil pesos. En ese momento casi se me caen los calzones, es lo que gano en varios días de trabajo. Inocentemente pregunté si lo de la consulta ($450) me lo tomaban dentro de esos 1800 o 2 mil pesos. Me aclaró que no, que la consulta (5 minutos) era una cosa y el tratamiento otra. Le pedí entonces que me esperara un ratito para pensarlo (aprox. 10 meses) y que luego les resolvía, jaja. Ni pex, el mundo se privará de verme más guapo. A veces me pregunto si no influyó en el costo el hecho de que dije que vivía en el defectuoso y ya saben, con eso de que Haz patria, mata un chilango; tal vez la doctora lo extrapoló a: Haz patria, atórate un chilango.

3.- Voy a la plaza de Santo Domingo a tramitar mi título de licenciado diesel, estaciono mi carro en la calle e inmediatamente se acerca una franelera: ¿se lo cuido jefe?; Yo: bueno ¿no se lo lleva la grúa? (a pregunta idiota, respuesta idiota); franelera: no, jefe, yo aquí se lo cuido. (Mentalmente imagino una escena en donde se aparece una grúa y la franelera, tal cual como el tipo en la plaza de Tiananmen que se le para enfrente a un tanque de guerra, se le para enfrente y le advierte: sobre mi cadáver se llevan el auto del pexipato). Total, voy, me faltan unos datos y regreso en alrededor de 10 minutos al carro. Me subo, arranco, bajo el cristal y le doy 5 pesos a la franelera. Los ve con asco y repela: uyyy, jefe, por esta cantidad sí dejo que se lo lleve la grúa (de haber pasado la misma). Yo: ¿¿¿?=???? ¿Pus cuánto quería por dizque cuidar el auto y por tan poco tiempo?


Y lo que más me reencabrona de estas situaciones es que soy un naco asalariado de la prole, que ni chance tengo de aforarme a otros. Más bien, me aforan (casi) a diario. Y todavía el otro día, un recabrón que vive a costillas del presupuesto me dijo: no seas un licenciado de banqueta, pexipato, chíngale (al trabajo) para ser alguien en la vida.

Jajaja, ni la burla perdonan.

1 commentaire:

jess a dit…

Yo nunca reviso las cuentas porque soy malíiiiisima en ello jejeje por algo elegí derecho :P

Sólo me fijo que me cobren lo que consumí porque sí me ha tocado ver que te quieren cobrar cosas que uno ni leyó en la carta.

Y fíjate acá es bien curioso cuando la gente va a preguntar de los trámites por una escritura y presupuesto y así, piensan que les voy a cobrar esa consulta, cuando va incluída en el precio de la escritura.

Jajajaja debí yo trabajar en el defectuoso xD

Besos virtuales!!!!!!
Muuuuuuuuaaaaaaaaccccccckkkkk!!!