vendredi, janvier 27, 2012

What pedo gorgori you? (Costumbres Italianas)

Ahora que lo italiano está de moda por aquello del capitán que abandona el barco que se hunde (lo bueno es que aquí en México no sucedan estas cosas ¿verdad? jajaja), los recuerdos regresan a mi mente. Ya lo había yo platicado antes en el blog pero, primero: no creo que ustedes tengan tanta memoria como para acordarse; y segundo: me vale si lo recuerdan, al cabo es mi blog, jeje.

Platicaba yo que hace ya algunos años, en mis mocedades, una noche buscaba un lugar donde cenar y al pasar enfrente de un Lynis o Vips vi a un profesor que cenaba en la barra del mismo (por cierto, ni recordaba que antes había barras en los restaurantes y ahora las han quitado), entré de inmediato al restaurante a saludarlo y el profe que era muy extrovertido empezó luego luego a platicar de mil cosas. El profesor era (¿es?) un experto en estadística y dado que por los años transcurridos tal vez ya haya fallecido me voy a permitir dar su nombre. Se llamaba (¿se llama?) Dr. P. Dorro (P de Pedro, Pablo o Alfonso, poco importa). Su apellido provenía de un estricto linaje italiano cultivado por generaciones. El caso es que el profe plática y plática, y a intervalos regulares, alzaba una nalga (derecha o izquierda) y: pppprrrr!!! Soltaba un pedo. Ya no recuerdo si oloroso o no, mis recuerdos no dan para tanta precisión. Seguía platicando y otra vez: pppprrrr!!! y mientras tanto yo me quedaba pensando "¿que pedo?????

No sé por qué esa noche se me quitaron las nalgas, digo, las ganas de cenar y al cuarto o quinto pedo pensé que era suficiente para una noche, me despedí y salí del sitio. En ese momento no entendí la situación, pero años más tarde reflexionando me di cuenta que tal vez es una costumbre italiana. Así como los árabes comen y eructan para indicar que la comida está muy buena, tal vez para los italianos es su manera de decir que la cena está deliciosa.

Por asociación de ideas recordé, y seguramente también ya lo reseñé en el blog (ni pedo, se chingan) un pasaje del excelente libro "Picardía Mexicana" en el cual está una reina de un país europeo (seguramente Italia) recibiendo los honores de los embajadores extranjeros, y en cierto momento se le escapa una flauta (un pedo, pues) y para salvar la situación el embajador británico, todo flemático exclama: "Dispense usted Su Majestad, como consecuencia de haber participado en la guerra contra los boxers, recibí un disparo en el occipucio y eso provoca que se me escapen de vez en cuando algunas flatulencias". Sigue la reunión y otra vez a la reina se le escapa un peter, pronúnciese píter (un pedo), salta de su asiento el embajador francés y dice: "Pardonne-moi Su Majestad, pero a consecuencia de haber pasado meses en las trincheras de las Ardenas, desarrollé una extraña enfermedad que se caracteriza por algunas flatulencias que escapan de mi control". Continúa la reunión y para esto al embajador mexicano se le quemaban las habas por querer ser un lameculos como los otros de sus colegas. No se puede resistir y antes de que a la reina se le escape otra flatulencia, se levanta y grita: "Señores, el siguiente pedo que se tire Su Majestad corre a cargo y cuenta de mi querido país".

¿Por qué les cuento todo esto? Está claro que yo no soy el Dr. Martínez, ahhh, nooo, jaja, quise decir el Dr. P. Dorro, ni la reina italiana, sin embargo y por eso traigo a colación dichas situaciones, después de cumplir .........tantos años todo me provoca andar de pedorro. Si como, al poco rato ando de panzón panseco echándome unos pedos. Si no como también. Si como pan, me hace daño. Carne, también. Leguminosas, uuuffff. Brócoli, col, coliflor, son una bomba. Leche, jugo, refresco, café, picante, etc., todo me provoca gases.

Mi gran temor es que un día sin apercibirme de la situación, esté yo en una reunión de trabajo, levante yo una nalga y: ppppprrrrr!!!!

Claro, que ante dicha situación hipotética e incómoda podré yo argumentar que es una costumbre italiana adquirida cuando anduve al lado del Danubio ahí cerquitas de Portugal.

En casa no me preocupa. Todo mundo sabe que la confianza en el matrimonio comienza con el primer pedo. Y yo soy reteconfianzudo con la pexipata.

Con ustedes tal vez no. Pero

¿Que pedo? ¿Algún pedo? ¿Cuál es vuestro pedo?

Jajajaja.


1 commentaire:

jess a dit…

Cuando viajé a las Europas, al lado mío iba un alemán que volvía a su país, y la verdad igual, ni se inmutaba, ni se paraba al baño ni nada, ahí tan campante él como si fuera algo muy normal, digo, sí es normal, pero yo creo que para eso están los baños.

Cuando por fin aterrizamos, Fmi corrió al baño, saliendo me vió con cara de o_O y me dijo: Goe no mames, la comida mexicana sí que les hizo daño a los turistas porque allá parecía concierto....


Ja!

O sea, yo creo que algo de alemán también tiene la costumbrita ésa :P

Besos virtuales!!!!
Muuuuuaaaaaacccccckkkkkkk!!!!