lundi, janvier 31, 2011

Disyuntivas

Dice el dicho que "Palo dado ni Dios lo quita". Y es verdad. Después de haber recibido el golpe físico, moral, económico, al orgullo, o a todo eso junto, pues lo único que queda es hacer un recuento de daños y seguir adelante. No hay de otra.

Bueno, sí hay de otras, pero por lo general las otras alternativas no dejan nada bueno. Más si uno cree en Dios, o si tiene uno gente que depende de uno.

Yo sé que mis preocupaciones no son o no deberían ser tan importantes ni tan graves. En este momento hay alguien que conozco que está sufriendo porque un ser querido está a punto de abandonar este mundo. Egoísta como soy, pienso: como quiera esa persona ya vivió una vida, ya es grande de edad. Debe ser más duro cuando en la situación se encuentra un niñ@, un ser desvalido.

Obama también debe tener sus preocupaciones. No sabe si pedirle la renuncia a Moubarak y apiadarse de millones que claman que deje el poder, o sostenerlo a costa de que mueran más inocentes. Como quiera, el que llegue detrás debe obedecer a los intereses de Washington, o sea no por eso millones de egipcios dejarán de ser pobres. Hace años cuando el Bevo visitó Egipto (o tal vez solo soñó que lo visitó) quedó impactado por la pobreza de esa gente, y se enamoró de la inocencia de unos niños, que con todo lo paupérrimos que debían ser, fueron lo suficientemente generosos para regalarle una sonrisa.

Tengo una disyuntiva o dilema. Acusar recibo del trancazo recibido y trabajar en algo que demanda mucha creatividad, para lo cual en algunas cosas tendría yo que recomenzar de cero. Y es que los años no perdonan. Muchas de las cosas que aprendí en las Academias Vázquez ya se me olvidaron, lo admito (ante ustedes), ante otros me cuesta mucho trabajo admitirlo. Es un gancho directo a mi orgullo. Es admitir que finalmente no soy tan listo como pretendo ser. Ayer leía (síii, lo que hacen los golpes de la vida, estoy leyendo un libro, lento, pero ahí voy) que el primer paso en la educación (o en adquirirla) es admitir uno mismo su propia ignorancia. Admitirla ante uno mismo, pasa. Ante los demás, es muy difícil.

La otra disyuntiva, es salir corriendo, jaja, y buscar algún refugio en donde pueda seguir fingiendo. Después de todo solo me faltan 15 o 20 años. Ya después me valdrá valiendo lo que piensen los demás. Estaré vacacionando permanentemente en Acapulco (en la azotea), o bien me habrán confundido con algún x, y o zeta, y andaré de minero.

Lo malo de estudiar, y de hacerlo en las Academias Vázquez o en el Instituto Patrulla o en alguna otra escuela, es que la gente se crea expectativas acerca de uno. Todo sería tan sencillo si pudiera uno decir: -¿profesión? -pus, soy cargador en la merced.

Lo bueno de estudiar, es que hay tanto por aprender, que le faltan a uno como 100 vidas para averiguar acerca de tantas cosas interesantes.

Sigo pensando que debiera uno vivir la vida como Benjamín Button, de anciano hacia niño, y al final, si llegara uno al final, morir plácidamente dentro de un vientre femenino.

Solo espero que al pasar al otro lado, no descubra uno horrorizado que está uno dentro de la Matrix o convertido en galletita, al estilo Soylent Green.

¿No les digo? en lugar de chingarme y ponerme a estudiar, me la paso recordando películas. No tengo perdón.

Quod dixi dixi

2 commentaires:

jess a dit…

jajaja cinéfilo el chamaco!

Decía un antiguo mentor mío que "Uno nunca aprende demasiado".

Y yeap, generalmente somos menos listos de lo que creemos.

Lo bueno es que aplica para todos, no nada más para nosotros, jejejeje.

Besos virtuales!
Muuuuuaaaaccccckkkkkk!!!

Workaholica a dit…

Por lo menos recuerdas películas... yo ni eso....


Ya te dije... si me encuentras en la calle con la mirada perdida... checas la plaquita que voy a traer colgada al cuello y me mandas a esa dirección en un taxi... los Maras te lo agradecerán... (eso creo)... jajajaja