Fuga en Do mayor

De joven o niño uno cree que la felicidad es un continuo, una constante en el tiempo. Ya con los años uno descubre que la felicidad solo consta de momentos fugaces o discontinuos. Entonces algunos dejamos de disfrutar los momentos infelices o bien aquellos neutros, y nos concentramos en la búsqueda y obtención de aquellos gratos, aquellos que nos proporcionan placer o que nos hacen sentir bien. Anhelamos un buen orgasmo, una buena comida, un viaje maravilloso, el día de la quincena, una excelente película o un programa de TV que nos divierta o entretenga, el estar con la familia en un ambiente cordial, algunos buenos alcoholes, etc.

Con los años me he vuelto sumamente incrédulo. No niego que a veces me agarran en mis cinco minutos y creo a pie juntillas (pinches expresiones cagadas, jajaja) todo lo que me dicen. Así durante muchos años me dijeron que iban a crear una nueva área y me la iban a dar de jefe y en lugar de eso me bajaron el sueldo y me aumentaron el trabajo, jeje. Seguido me dicen que la tengo bien grandota y no es cierto. Ya me la medí y mi clavícula está en el promedio. También me dicen que aguanto mucho, más que el promedio de los hombres y tampoco es cierto. Me subo a la bicicleta y a los cinco minutos me da el soponcio.

El otro día entré a una página de una organización mexicana y leí el perfil de un wey que afirmaba que su trabajo le encanta y que además le pagan por hacerlo. Claro, que su perfil es visto por mucha gente y por los dueños de su empresa. Y como obtener y mantener trabajo está de a peso, pues ¿qué no dirá y hará uno por conservarlo? Digo, si le encanta hacerlo, entonces trabajaría de a grapa ¿no? A mí me encantan los orgasmos y hasta pago por ellos. Digo si me pagaran a mí por tenerlos, ya sería yo millonetas. Ah, como somos bien pinches mentirosos.

También quién no ha estado en una comida con el jefe en donde este cuenta chistes que nadie entiende y sin embargo todos se ríen a carcajadas y lo festejan. Ah, como somos hipócritas, jaja.

Soy tan incrédulo que recientemente fui a una reunión, de esas del esquema Ponzi, en donde me dijeron que próximamente me van a hacer rico. Yo por las dudas, al acabar la reunión me salí caminando de espaldas a la pared y cubriéndome el trasero con una mano. Sé de muchos machos que les hacen rico y después se vuelven mayatones, jaja. Y lo peor, es que había como 500 weyes y weyas en la sala festejando y diciendo que eso lo tendrán que celebrar con Don Perignon o con la Viuda Cliquot. Yo como ni conozco a ese señor y a esa señora, pues no celebraré nada. También hubo una señora (ternurita, jaja) que todavía ni le dan nada (ni le darán nada) y que decía que del dinero que recibamos habría que donar una parte al comité estafador, digo, al comité organizador, jeje. La señora, una tal Karina, a cargo o al menos cabeza visible de ese comité dijo que no, que de por sí ya le decían ladrona (y le seguirán diciendo. Y si tuviéramos webos en este país, ya le hubiéramos dado una calentadita, jeje) como para que todavía recibieran migajas, digo donaciones. Pues sí, cobran cuotas por persona de alrededor de 30 mil pesos o más al año, y son miles los afiliados. Y tienen años operando, y como este es el país en donde pasa todo y a la vez no pasa nada, pues todos tranquilos.

¿Que decía yo? ah, sí, que ya me quiero ir de vacas. A descansar de que no he trabajado. Pues sí, aunque no lo crean, se cansa y se aburre uno. Gana uno mal, pero al menos no me dará un infarto a los 35.