vendredi, août 06, 2010

¿El Que No Salta Es Momio?

Si yo hubiese vivido en Chile en 1973, lo más probable es que ya estuviese muerto o desaparecido. Y es que no me gusta saltar. Hay a quienes les gusta saltar, moverse, hablar mucho, gesticular, etc. Yo en cambio, sigo la ley del mínimo esfuerzo, no salto, no me muevo, no hablo en demasía, no gesticulo. Bueno, solo cuando me la meten con los gasolinazos o cuando me informan la fabulosa cantidad que me aumentan cada año de sueldo, hago muecas. Pues ya qué, cuando la tienes toda adentro, lo mínimo que puedes hacer es eso: muecas o moverte un poco.

Tampoco soy momio. Si fuese yo millonario, sería o trataría de ser un millonario culto. Abriría escuelas gratuitas, en donde el que enseñara lo hiciese quid pro quo, es decir el que enseñase bien recibiría a fin de año un generoso bonus vivendi.

Eso de moverse es todo un arte. Uno supone que uno se mueve, pero la realidad es que cuando se videograba uno mismo, cae en la cuenta de que no se mueve uno mucho. Y las horas que uno creyó mentalmente que se movía, son simplemente a lo más unos 15 o 20 minutos.

Todo este mitote es para referirme a dos películas, se las recomiendo, si es que las encuentran en un videoclub o en internet. La primera es "Machuca" película chilena, en la cual al menos para mí fue imposible no tomar partido. De hecho el partido lo tomé desde muchos años atrás, por lo cual de algún modo me involucré con la historia contada. No dejó de causarme cierta envidia la iniciación sexual de los dos chamacos, ya hubiese yo querido una maestra así en mis años mozos, jaja.

La segunda es "Un conejo sin orejas" la cual me causó gracia y alguna que otra carcajada. Simplón que es uno, jeje. Causome (o me causó) interés la escena donde el galán le hace sexo oral a una mujer sexy y ella se queda dormida, jaja. A notar que es el mismo actor que aparece en "King Arthur ", aunque en esta última sale de maloso.

Y como es viernes, les dejo esto que me encontré y que me gustó también:

Soñé contigo esta noche...

Soñé contigo esta noche:
Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas...

Y yo, así como se saborea una fruta
Te besaba con toda la boca
Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.

Era de una elasticidad,
De un resorte verdaderamente admirable:
Dios... ¡Qué aliento y qué cintura!

Y tú, querida, por tu parte,
Qué cintura, qué aliento y
Qué elasticidad de gacela...

Al despertar fue, en tus brazos,
Pero más aguda y más perfecta,
¡Exactamente la misma fiesta!

Versión de Víctor M. Londoño

Quod dixi dixi

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