No supe si fue afirmación o pregunta. En mi mente aparecieron nuevamente signos de: ¿¿¿¿¿?????
¿Me sabrá algo o me habla al tanteo?
En ese momento me agarró en mis cinco, no supe si mentarle la madre, bajarme del taxi o sonreír pendejamente. Balbucié: "pues es que a mí es a quien han pegado. Bueno, salvo una vez que se me atravesó un poste al estarme estacionando. Y varios rayones que le han hecho los envidiosos, jaja".
Moraleja: Agarra al barman de psicólogo de cabecera o confidente. O a la hostess buenonona. Pero nunca le confíes a un taxista que te acaban de golpear tu carro. Corres el riesgo de que aparte del golpe, te pendejee el chafirete.
Todo sucedió rápidamente. Estando parado en un semáforo, esperando el cambio a verde, de repente siento que alguien se estampa en mi defensa trasera. Puuuuuta maaaaadre. Me bajo, me habían enchuecado la fascia. "Oríllese a la orilla, ahí adelantito" me dijo el nahual que me había pegado. Mi mente se aceleró: [me orillo y el tipo este agarra a la izquierda y me quedo con un palmo de narices]. Como quiera no podía permanecer en carril de alta y delante de un semáforo, se arma todo otro desmadre. Me orillé, pues.
Para mi suerte, el tipo no se peló, se orilló también. Observo que no es uno, sino cuatro los que vienen en la camioneta. Me vuelve a decir el zopenco: "adelántese otro poco, estamos muy cerca del semáforo y vienen todo encarrerados". "Como el pendejo que me golpeó" pensé. Avanzo unos veinte metros más, y me hace la seña que avance más, observando yo que adelante hay otro auto estacionado con las intermitentes puestas. Malpensado como soy, pienso: "¿nos vamos a arreglar o me van a asaltar?" jaja (risa nerviosa). Avanzo otros 10 metros, todavía un poco alejado del otro carro de adelante. Se bajan pues, observan mi fascia y me dice: "le doy 200 pesos por su golpe". Normalmente en estos casos me apendejo, pero esta vez dije: "no, joven, ni para la pintura sale". Le respondo: "voy a hablarle a mi seguro ¿usted cuenta con alguno?". Me dice que sí, pero no habla por su celular. Le marco pues al mío. Me dice el del seguro (todo lo que dicen en esos casos, pero además me pide que le dé las placas del babalucas. El otro, no yo). Me bajo, le tomo en ese momento las placas. Si se hubiese pelado antes, solo me hubiera acordado que era una camionetota con tumbaburros y que se peló, jaja. Me insiste el tipo: "Sabe, tengo prisa, le doy 500 pesos". Hasta ese momento,
San Timoteo y San Abulón seguían conmigo, así que me negué, pensando también "si me van a asaltar, ya se les hizo tarde".
Total, llegan los dos ajustadores (después de un chingueteral de tiempo, y eso que estábamos en vía rápida), se arreglan, se quedan con el papeleo, se va el otro nahual que me golpeó, sigue el papeleo, fírmeme acá y acullá. No sé en qué momento me descuidé, pues OJO los Santos también se pelaron, y a pesar de estar orillados y en la orilla, pasa un camión materialista o de basura o trailer (la verdad, ni supe, pues fue en fracción de segundos) y ¡¡¡chíngale!!!!!! me deja sin espejo lateral izquierdo, jajajajajajajajaja. Me lo reventó, el jijo de toda su pinche y reputísima madre la puta que lo parió al desgraciado. Pues ya qué, ni modo de echarle la culpa al del primer golpe, jeje.
Para no hacerla de cuento, mi auto está en el taller, me va a salir en un huevo y medio el espejo (la luna, la carcasa y la protección antirobo) y me quedaré sin carro cinco días (jajajaja, me dijeron que hay que ver el puto vaso medio lleno, que hay que ser optimista, jeje).
Lo peor de todo, fue cuando tomé un taxi de regreso, le cuento la historia al taxista, le digo que es la segunda vez que me golpean por atrás con este auto, y el jijo de su solferina y renacuaja mauser me dice: "como que usted es medio pendejo para manejar ¿verdad?".
Tal vez sí, jajaja.
Quod dixi dixi