mercredi, août 18, 2010

De las razones por las cuales cada vez me echo menos palestinos

A veces pienso ¿cuántos palestinos podría echarme a lo largo de una vida? Primero tengo que establecer rangos. Digamos que podría uno hacerlo desde los 14 años hasta los 80 (se vale soñar, jaja). Eso hace 66 años. En promedio uno por día, habría días en que fuese más de uno y otros en los que no se pudiese. 365 días multiplicado por 66 años nos da 24,090. Piénsenle, realmente es una cifra muy pequeña. Equivale a la población de un pueblito. Como si se los pasase uno a todos por las armas.

La cruda realidad es atroz y despiadada. Creo que se echa uno menos de 2000 (o al menos yo).

Ojo, estoy hablando de palestinos y no de parejas como en este blog. Si hablase yo de parejas, podría yo contarlas con los dedos de las manos y de los pies y tal vez las extremidades.

Cuando era yo joven y bello, hubo una ocasión (alrededor de tres meses) en los que estuve "saliendo" o 'comiendo' con unas ocho chavas diferentes at the same time. No omito decir que cuando se enteraron me propinaron una buena 'godmother' que todavía me acuerdo, jaja.

Todo en esta vida se paga. Cada vez son menos los "buenos" palestinos. ¿Por qué?

1.- Cuestión de tiempo. Entre salir temprano al trabajo y regresar tarde de él, se nos va la vida. Luego por qué anda uno como perro con las compañeras laborales, si no es aquí ¿en dónde? Ni modo que el fin de semana le diga yo a la pexipata: Orinita vengo, voy al super a filtrear con la chava que vende chorizos, o con la viejita de la tintorería, o con el floripondio del taller mecánico. No ¿verdad?

2.- Cuestión de dinero. De chavo tienes pegue pero no tienes varo. De grande, tienes (un poco más de) varo pero ya no tanto pegue. De anciano, ni varo ni pegue. Como quiera que sea, aiga sido como aiga sido, cada vez me alcanza menos para los placeres de la carne. Cada vez menos chance de ir a la charcutería. Hay quien afirma: "yo nunca he pagado por eso". ¿No? jeje. Me imagino que llevas al prospecto a un buen restaurante o bar y es ella quien paga. La llevas al cine, teatro, concierto o en plan jodido a comer un helado ...y ella paga. La llevas al hotel o motel ... y ella además de pagar el cuarto, consigue los condones. Ajá.

3.- Cuestión de potencia. Dicen los que saben que Potencia es igual a la cantidad de trabajo efectuado por unidad de tiempo. Con eso de que con los años cada vez hago más mal el trabajo y en menos tiempo, pues para qué hablar de cosas tristes, jaja. Mejor, pasemos al siguiente punto.

4.- Cuestión de conjunción de los astros. En algún lado leí que uno planea sus cacerías. Es raro el que dice: "hoy tengo ganas de coger" y va y coge. Hay quien lo planea durante meses, otros durante semanas o días. Por lo general (la mayoría) lo planeamos con uno o dos días de anticipación. Pero en esta megacaótica ciudad, uno propone y el uto de Ebrard dispone, jaja. Te dicen: "háblame el martes a las 10 y nos ponemos de acuerdo". Hablas y no hay línea o conexión en el che celular (claro, le echan la culpa al tsunami solar). O hablas y no te contestan. O hablas y te responden con un mensaje diciendo que empezó la revolución (¿Qué tiene que ver la revolución con echarse un palestino?). Ahh, no, se equivocó con las teclas, quiso decir que empezó con la menstruación. Bueno, piensas, lo importante es que corra sangre (chiste mamón que circula en la red, jaja). El caso es que ya tenías todo (supuestamente) preparado y te la pérez prado. Ni pex.

5.- Cuestión de no tener ganas. Bueno, ese es el pinche pedo, que siempre tienes ganas. Aunque sean ganas mentales, pero siempre hay ganas.

Quod dixi dixi

2 commentaires:

jess a dit…

Mmm qué triste, yo a mis 28 años llevo la cuenta todavía de cada una de mis aventuras sexuales.

Soy una ofensa para el número 2 mil. Ja!

Besos virtuales!
Muuuuaaaaccccccckkkkkkkkk!

Rogelio Segovia a dit…

aburrido el dia ¿verdad?