mercredi, juillet 28, 2010

Adolescencia

Si no fuera porque el Contador Púbico se mueve, creo ya ni postiaría. Espero que un día todos los mudos allende las fronteras y d'outre-mer dejen un mensajito diciendo: Hola, soy de la república de Ananga-Ranga/ou de où vous voulez y me has hecho reír/llorar/encabronar/deprimir/festejar/aburrir/bostezar/dormir/elucubrar/darlegustoaltribi/etc. en todos estos años/meses/días/horas/minutos/segundos/nanosegundos en que te he leído.

Si ese día se llega a dar, iré corriendo a buscar el árbol más alto de esos que dan sandías para colgarme de sus ramas.

In the meantime, déjenme y les digo que ya me regañaron por decir que la juventud fue una etapa deprimente para mí (aunque más segura en todos los sentidos), me dijeron que exagero.

Así que de inmediato fui a buscar referencias acerca de si ese proceso emasculatorio (ahh, noo, jaja), quise decir si ese proceso eyaculatorio es igual de feliz o no para todos.

Claro coincidió conque acabo de ver "Las vírgenes suicidas" que hasta donde entendí de la película una de ellas ya no era virgen, ya habia sido desflorada.

Vean este diálogo: Cuando el doctor pregunta a Cecilia, tras su primer intento de suicidio, "¿Qué haces aquí niña, si aún no sabes lo mala que es la vida?" Cecilia le contesta: "Está muy claro, doctor, que usted nunca ha sido una niña de trece años".

Aquello que no consiguen aprehender, lo que hoy como entonces se les escapa, es el aroma de la adolescencia, esa etapa mítica que, incluso más que la infancia, es en parte real y en parte reconstruida en la edad adulta. La percepción del mundo que tenemos entonces, intensa y absoluta, no se recupera, pero el desconcierto se mantiene. Nunca comprendemos del todo al adolescente que fuimos, pero tampoco conseguimos nunca desembarazarnos de él por completo. Nuestro yo es infinito en la adolescencia, capaz del mayor entusiasmo y de la mayor desesperación. Hacerse adulto consiste básicamente en adaptarse a uno mismo, igual que nos adaptamos a un traje estrecho.

Les recomiendo sobremanera leer los enlaces, sino dirán como ya saben quién que como crítico de cine me muero de hambre. No, no soy crítico de cine ni analista político ni auguro el clima por venir, jaja. Crítico, sí.

La his toria está impreg nada de esa nostalgia que se tiene por las cosas que has que rido y no has con se guido, con el vacío que sigue.

Es curiosa la nor ma li dad, la coti dia ni dad de todo, y al mismo tiempo la sen sa ción de que es algo espe cial, deci sivo. Esa idea de que todas las cosas, incluso las más bana les, sólo nos pasan una vez, y que ya no vuel ven. Bueno, quizá varias veces, pero nunca es lo mismo. Ver cómo tu vida se con sume como la luz del día, y así día tras día… per dido el con tacto con el mundo exte rior, ¿qué puede cam biar? ¿qué va a cam biar? la ado les cen cia es una planta que se pudre en inte rio res, y nadie sabe real mente si es mejor que marse que desvanecerse.

Ahora que si tienen tiempo, pues lean el libro y luego me lo platican, jeje.

Esto creo que no es del libro, pero como si lo fuera:

Hojas caídas de otoños interminables, cigarrillos en la noche como luces orientadoras, abrazos a un árbol, sexo en el tejado, silencios repletos y rezumantes como savia, búsqueda más allá del recuerdo de un tiempo dorado por la muerte y el hechizo, fatal inconsciencia de aquellos que se creen “buenos” como los padres de las hermanas, fiestas ingenuas conmovedoramente infantiles, gestos turbios y sonrisas limpias, miradas inquietantes y devoradoras, hambre de amor que sea mucho más que amor, ausencia de nostalgia para siempre porque eso sería simple, laberintos vitales, señales de luces apagadas y encendidas en sus ventanas trasformando la urbanización de clase media en un laberinto de espejos, el interior por fuera como una coraza insólita, ríos subterráneos, sed de más.

En suma adolescencia sobrecogedora, senectud abrumadora. Un día de estos seguramente me bajaré del tivoli. Seguramente.

3 commentaires:

Rogelio Segovia a dit…

todos los adolecentas necesitan una señora Robinson.

Rogelio Segovia a dit…

todos los adolecentas necesitan una señora Robinson.

pez a dit…

jajaja, se me hace que ya te contagiaron la dislexia

di no a las gordas, digo a las drogas