mardi, novembre 30, 2010

De Por Qué No Me Gustan las Sucursales Bancarias. Segunda Parte.

Ley de Murphy, supongo. Si a ti no te gusta que te corretee un negrote (y menos que te alcance), seguramente en cada esquina te encontrarás a uno.

No me gusta ir a sucursales bancarias, y últimamente estoy obligado a ir a ellas.

Resignado, llego al banco, me anoto en una libreta para ser atendido por un ejecutivo (sic) de cuenta de los cinco que están en ese momento. Transcurren 20 minutos y solo atinan a pasar dos personas. Adelante de mí hay como otras 10.

Tú, intrigado por tanta espera, te preguntas qué tanto hacen los empleados bancarios para atender tan poquita gente en tanto tiempo. Te autocuestionas: ¿me hago pendejo en mi trabajo? ¿hago esperar a las personas inútilmente?

Te respondes: la verdad sí, si no tengo nada mejor que hacer, sí me hago pendejo. Pero cuando te llegan a encargar algo y conocedor de la naturaleza de los jefes, que todo lo quieren para ayer, pues te apresuras a hacerlo. Además por lo general, no haces esperar a la gente de manera inútil. Capaz que van, se quejan y te corren o por lo menos te meten un buen susto.

Pasan otros 10 minutos, tratas de recordar cuántos había en lista de espera antes que tú. Mínimo unos ocho. Uno de los ejecutivos dice: ¡pexipato!!. Tú, intrigado, le respondes: ¿cuál de todos? (capaz que tienes ahí un homónimo llamado Rogaciano Nepomuceno). Te confirman que eres tú merito. Con cara de What?? pasas, autocuestionándote como es que por arte de magia te brincaste a 8 changos (y changas). La única explicación posible es que los otros pelaos, seguramente son de los jodidos que tienen cuenta de ahorros, a los cuales les pagan el 0.02% de interés anual y seguramente están ahí para recibir su zanahoria, digo su vajilla o su muñeco de Mattel.

¿Asunto? quiero una impresión de mi estado de cuenta, patroncito.

Me piden mi credencial IFE, consultan su monitor y resuelven: fíjese que no se va a poder. Yo, con cara de angustias: ¿como de que no? si ansina y desdentenantes hablé por teléfono y me dijeron que sí se podía.

Pues fíjese que no. Bueno, sí se puede pero hasta la fecha de corte, que es en unos 20 días.

No mammy blue. Para esas fechas ya me hicieron cargo automático de lo que no quiero que me carguen.

¿Y no $e podría de otra manera? No, pues no.

Dado que ya había perdido una hora (más) de mi vida de manera patética, resolví aprovechar, ir a otro banco y realizar otro trámite.

En el otro banco, curiosamente casi no había gente. Siempre me he preguntado por qué la gente tiende a tener sus cuentas en los bancos donde hay muchos clientes, te hacen perder tu tiempo miserablemente y te pagan un interés irrisorio. Inmediatamente me respondo: seguramente es por la zanahoria. Aunque actualmente en todos los bancos te ofrecen zanahorias. Chin, moriré sin saberlo.

Me atienden de volada (comparado con el primer banco). Me abren una cuenta, me dan mi tarjeta para que empiece de ya a endrogarme, pero los mensos no me la asocian a otra que ya tenía previa. Resultado: no puedo hacer transferencias directas entre ambas. Me dicen más tarde, vía telefónica, que regrese yo a la sucursal para que arreglen su cagada. Yo: WTF???? ¿por qué no pueden hacer bien las cosas a la primera? ¿por qué lo hacen a uno regresar a seguir perdiendo el tiempo?¿será por ello que en países del primer mundo las 24 horas del día les rinden y por eso se hacen millonarios? (o por lo menos viven mejor que uno) ¿será que en países bananeros tus 24 horas se reducen a 18 por tanta pendejada que hace la gente, tanto los que te atienden como los atendidos?

Este es un caso para la araña, definitivamente.

Quod dixi dixi

2 commentaires:

jess a dit…

.....

Mejor realiza tus trámites por internet....

.....

jejejej y daaaale con lo mismo jess!!

Pus sí la neta, no te la compliques, una máquina tiene menos margen de error de equivocarse que una persona.

Besos virtuales!
Muuuuuaaaaaacccccckkkkkkk!!!!

NTQVCA a dit…

Odio tanto esas esperas que prefiero no ir, lo malo es cuando se me junta todo el mandado!