Escenarios Catastróficos

Si Usted es de los que se friquean fácilmente, mejor ni siga leyendo este post.

No puedo negar la cruz de mi parroquia, este blog fue creado por un ente denominado el pez y mixta. Si bien, adoptó el nombre de Chez Pexipato, haciendo alusión a un juego de palabras, y a una sugerencia de una entrañable blogger.

Del día de ayer al de hoy, es el tercer post o borrador que redacto. Los dos primeros eran bastante superficiales. Este último es un copy-paste, bastante duro de digerir.

Es mi manera de hacer catarsis. Aunque debiera decir que es una de mis maneras de hacer catarsis. Otra de ellas, era el tema del segundo borrador, antes de leer a mi gurú de cabecera en cuestiones de dinero. No es que lo tenga, vivo al día, pero sí me angustia perder la brújula en tiempos difíciles. Otro día les cuento de otras maneras de sacar al Angus que llevo dentro.

Últimamente no se me ocurren temas para postear, lo cual considero es reflejo de la situación que desencadenaron unos jijos de la chingada de Wall Street y que supongo pagaremos los de siempre. Lo peor, es que algunos pagarán de más, los más jodidos.

Hubo un tiempo que me cuestionaba cómo era posible que un empleado (no un ejecutivo o un director de empresa) de un país de primer mundo, léase Alemania, Francia, Estados Unidos, etc. era capaz de tener un nivel de vida muy envidiable. Como comer y beber bien, irse de vacaciones una o dos veces por año, vestir adecuadamente, y hasta tener una vivienda y un medio de transporte dignos. Según mis conjeturas, ello era posible porque a ese empleado de primer mundo le correspondían 50 o 100 tercermundistas que (sobre)vivían de manera precaria. Sigo pensando lo mismo (y puedo estar equivocado, me vale, no soy economista) solo que ahora a cada empleado le corresponden de 100 a 300 jodidos. Extrapolen lo que le corresponde a un PDG, a un empresario, o a un banquero europeo. Por si no quedó claro, "pienso" que nuestra jodidez (y la de los Hindúes, chinos, africanos y países latinoamericanos) soporta o sostiene el tren de vida que tienen otros habitantes del planeta, lo cual les permite comer foie gras o tomar Dom Perignon, mientras otros se conforman con bacalao con espinas o de plano le hacen al fakir. Esto por supuesto no es culpa de esos empleados, en todo caso de los banqueros y empresarios depredadores, nacionales y extranjeros, y de los pinches políticos y funcionarios corruptos que padecemos.

Me caga divagar, jeje. El tema del post era el siguiente copy-paste (con su permiso, y sin él, señor Enrique Galván
http://www.jornada.unam.mx/2008/10/23/index.php?section=opinion&article=006o1eco ):

"Ayer se cumplieron dos semanas, los días contados a partir del 8 de octubre, de la aciaga fecha en que el dólar se disparó a 14 pesos. En ese lapso el Banco de México ha subastado alrededor de 12 mil millones de dólares de las reservas internacionales (les ofrezco para mañana el dato preciso), en un intento por detener la caída de la moneda nacional. Sin embargo, ayer el billete verde volvió a treparse a 14 pesos. Las noticias desalentadoras no llegaron solas: se desplomó la Bolsa Mexicana de Valores y descendió el precio del petróleo. Algunas compañías están demorando la entrega de sus informes trimestrales a los accionistas, hay que hacer el recuento de los daños y prospectar los difíciles días que siguen hasta fin de año. Hizo olas la quiebra de Aladia, una aerolínea orientada a servicios turísticos. El presidente de la Asociación de Bancos, Enrique Castillo, anticipó que en los siguientes 12 meses las empresas enfrentarán vencimientos de deuda por unos 78 mil millones de pesos. El gobierno calderonista, ante la aguda sequía de dinero, será aval del papel comercial para que algunas redocumenten sus adeudos, lo cual podría marcar el comienzo de un Fobaproa II. En el escenario familiar crece la morosidad de los usuarios de tarjetas de crédito y ahora también de las hipotecas: repuntó el saldo de la cartera vencida. Los recortes de personal hacen temblar los hogares. Por si fuera poco, un foco no precisamente amarillo, más bien rojo, se encendió en el tablero internacional: el riesgo-país que mide J.P. Morgan subió a 504 puntos. Es un indicador fundamental: mide las posibilidades de una nación emergente de caer en mora, de no cumplir con el pago de su deuda externa, ya sea al capital o sus intereses. Poco antes de que Felipe Calderón asumiera su cargo había llegado a su mínimo histórico: 148 puntos. ¿Peor? Imposible. Excepto que el Banco de México siguiera subastando dólares –ya tuvo que darle un pellizco a la caja de Pemex–, no lograra estabilizar la situación y finalmente tuviera que abandonar el peso a su suerte.

Las difíciles circunstancias están cubiertas por una sombra de sospechosismo. El gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, se resiste a informar a cuáles bancos comerciales está subastando las reservas. Se reunió con don Beltrone, mal augurio. Las instituciones se escudan en el secreto bancario para no revelar el nombre de los empresarios que las están adquiriendo. El presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Guillermo Prieto Treviño, ha dado órdenes de desconectar la computadora que contiene información de los saldos de la inversión extranjera, el último dato es de ¡julio!, justo antes de que comenzara el torbellino. ¿Cuántos capitales huyeron en casi tres meses? Hubo otro gasolinazo el fin de semana y lo silenciaron. Paradójicamente, cuando no hay información comprobable, comienzan los rumores. Comienza a correr entre los empresarios la versión de que Calderón está rescatando solamente a quienes lo ayudaron a llegar a Los Pinos".

¿Qué hacer? Exactamente no lo sé. Si lo supiera, fuera yo banquero o empresario (seguramente depredador también). Pero a fuerza de expresarlo, tal vez a alguien se le ocurra algo. En siglos pasados, tenían las pésimas ideas (para los campesinos y proletarios jodidos) de inventar guerritas mundiales, historia de deshacerse graciosamente de millones de fakires. Esta vez, veamos qué se les (se nos) ocurre. Por lo pronto, ya le perforé tres agujeros adicionales al cinturón. Ya sé, ya sé, estoy panzón. Pero es gordura artificial. Grasas trans y carbohidratos, que derivan en gas metano. Para que no digan que no contribuimos con nuestro granito de arena al calentamiento global.

Parafraseando a otra querida blogger, solo espero que venga el FSM y nos salve de una catástrofe.