Tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntarlas

Me escuchan deprimido y los comentarios de mi perra no provocan la hilaridad del respetable. Jeje, cuanto lo siento. Descubro que tengo problemas para saber cuándo acentuar: como, donde, porque, cuando, cuanto, etc. Ya sé que es en las preguntas, pero a veces también se da en oraciones. Aún así, no le preguntaré al Argos. De repente percibo que la mayoría escribimos con horrores ortográficos y que a nadie le importa un comino. Bueno, sí, al pexipato jodedor. Aunque últimamente el jodedor es jodido, jaja, justicia divina.

Deprimido? salvo por el hecho que llevo dos noches sin dormir, all is right. Lo peor que podría sucederme es que me duerma yo al volante en uno de los trayectos casa-trabajo-casa. Lo mejor, es que algún día (más bien noche) mi cuerpo demandará sueño y tendré que dárselo.

Dijo DD, no me acuerdo como dijo, pero algo así como que todo pasa. Es cierto.
Todo pasa y nada resta. Cuando estemos tres metros bajo tierra, nos cagaremos de risa de la bola de pendejadas por las cuales nos angustiamos. Y como todo ese tiempo pudo haber sido aprovechado para algo útil. Aunque no me queda claro que cosa podría ser útil en existencias tan banales y efímeras como las nuestras.

Hoy no iba ya a postear, porque el horno no está para bollos. Pero pensé: que se joda la HDP de la jefa. Claro, que en realidad ella no se jode, el que se jode soy yo. Pero qué se le hace: Tiempo de lanzar cohetones, tiempo de recoger varas.

Me vino a la mente la idea, de por qué en noches de insomnio (les digo que estoy medio pendejo, escribí primero imsonnio, luego insonnio. Al final el DRAE resolvió la cuestión) no me pongo a escribir posts. Claro a esa hora de la madrugada se me ocurren puras pendejadas. Pero es la hora que no sé de algún blogger que haya recibido el Pulitzer por sus posts.