Magia Blanca

Escucho en el radio una receta para desterrar del corazón esos amores mal correspondidos, esos que calan, que dejan huella profundamente, que se meten bajo la piel y no te dejan tranquilo.

Compro mi vela de color gris, grabo (escribo) en ella el nombre de la mujer amada: M-A- y así sucesivamente todas las letras. La enciendo colocándola sobre un papel blanco donde también escribí su nombre. Dejo que se consuman el papel y la vela en una comunión perfecta. Apago los últimos ardores de la flama con mis dedos. Junto las cenizas y las llevo a un lugar lejano, lo más lejano que pude, alejando así a la persona amada de este corazón mal correspondido.

Sin embargo, no puedo. No puedo olvidarla. Es cierto, llegó tarde a mi vida, cuando ya no me cocía al primer hervor. Pero siempre ha estado en mi pensamiento.

No puedo abandonarla tampoco. Siempre me ha echado la mano en los momentos difíciles. No me reprocha nada cuando no funciono. Cuando pasan cinco días y no le hago caso. Siempre está ahí, aunque sienta un enorme vacío después de estar con ella.

Manuela. El amor de mi vida.








(Qu'il comprenne qui pourra, jajajaja)