Cosas que hay que ver en la ciudad de México

Hay días que está uno literalmente seco, de ideas (de lo otro, hay meses, je). Y otros en los que bailotean en la cabeza las inspiraciones. Buenas o malas o pésimas, no lo sé, pero al fin y al cabo inspiraciones.

Paso (atravieso) por un crucero cerca de mi trabajo. Es un crucero un tanto conflictivo porque confluyen autos desde los cuatro puntos cardinales. Hay cuatro semáforos, primero pasan los de mi lado izquierdo, luego los del derecho, al final los que vamos de frente en ambos sentidos. Peeeeroooo, en múltiples ocasiones los del lado izquierdo (y un tanto menos los del derecho) se pasan el semáforo aún estando en rojo, lo cual aumenta el riesgo de una colisión para los que vamos de frente (que en realidad es un decir, porque todos los autos tienen al menos tres opciones de circulación, izquierda, derecha, de frente. Menos mal que en reversa no es posible).

Bueno, los dichosos semáforos se descompusieron esta semana. Y uno pensaría que "desmother" para pasar, y no, es más fluída la circulación sin semáforos que con ellos. Claro que atraviesa uno el crucero con los webs de bufanda (por el riesgo de encontrarse con un pendejo, que hay muchos en esta ciudad), pero con precaución todo ha resultado hasta el momento bien.

No se puede decir lo mismo de todos los cruceros de esta ciudad, hay otros donde basta un carro descompuesto o uno de los semáforos que no funcione, y se arma un despapaye del tamaño de las nachas de Lyn May.

Cosas vereides y seguiran fablando las rocas.. (esta frase me la piratié de un tal "pym" de un tal blog de "jorge cisneros" del 26 de mayo de 2005. Ya llovió. Ese tal jorge es un año más rucailo, jeje).