Modelos, teiboleras o simples europeas?

El fin de semana anduvimos por la Zona Rosa. Para aquellos que no la conocen, les diremos que es un lugar de la Ciudad de México donde abundan los restaurantes tanto de lujo, medio pelo o simples fast-foods, galerías de arte (nunca he entrado a una, je. Me vayan a cobrar simplemente por ver), librerías, cafés, tiendas de ropa, tiendas de chucherías, etc. La calle peatonal más importante se llama Génova. También hay restaurantes o cafés con terraza, donde se sienta uno a ver pasar la flora y fauna del lugar. En general es segura la zona, aunque también encuentra uno policías, patrullas, vagabundos, "marías", pordioseros, y seguramente ratotas de dos patotas declaradas.

Bueno, estuvimos en un restaurante con terraza (la cual por cierto tenía su "cover". Me imagino por aquellos pseudofilósofos que van, se toman un café y se pasan media tarde sentadotes arreglando el mundo). El menú era buffet: camarones, ostiones, ceviche, pierna de cerdo, pescado al estragón (no me pregunten qué es eso?), carne de res a la no sé cuántos, arroz, pasta italiana, pollo a la no sé qué, alambre o brochetas, ensaladas, carnes frías. De tomar agua de frutas, naranjada, limonada, café. Cervezas y licores aparte. Postres: pasteles, flan, arroz con leche (guácala, ja).

La mejor carne estaba fuera del menú, sobre la terraza. Al llegar, ya casi se estaban yendo un par de güeras, altas, buenas bubies, mejores derrieres, buena pierna, esculturales y muy guapas de la cara (más una de ellas). La pexipata sabiendo como soy de baboso, siempre que salimos a la calle me pone babero, para que babee yo a gusto. Dado que el pexipatito ya está muy vivillo y no me iba a creer eso de que quería yo practicar mi inglés, francés o alemán, no hubo oportunidad de preguntarles de qué raza eran (aparte de caucásica o anglosajona). No supe si eran simples gringas, o francesas (no creo), o inglesas (tal vez), o danesas, o ucranianas (seguramente). Menos supe si eran llanamente turistas, modelos de lencería, teiboleras del Solid Gold, o pieles finas para caballero. Al irse, uno de los meseros las llamó, habían dejado al parecer menos de lo que debían. El pexipato cual rayo justiciero trató de levantarse a ofrecer su ayuda. Una mirada fría lo congeló e hizo que cayera pesadamente en su asiento. No les digo, uno quiere ser amable y las esposas luego luego de antisociales.

No le vayan a contar al pachón de estas y otras beldades que hay por aquí. Si no seguramente amenazará con darse una vuelta. Bueno si viene, que se traiga unos veinte mil pesos, para que no andemos dando verguenza.

Aparte de las dos bellezas, hubo más. Altas, chaparras, esculturales, gordibuenas, anas y mías, jóvenes, maduras. Como las primeras, ninguna. Hasta un par de chavos de unos 17 años pasaron tomados de la mano. Más tarde un par de gordis, idem. Solo que con las mujeres imposible saber si eran amigas o amiguis o amigochas.

Inútil decir que el babero hubo necesidad de exprimirlo varias veces sobre la jardinera.