Regalos de fin de año

Carajo, me molesta no asustarme tan fácilmente.

Recuerdan, que les estuve platica y platica de la recesión que se avecina con fuerza para el 2009, con propósitos de asustarme y no gastar de más. Resulta que no puedo cargar una TC conmigo, porque luego luego la saco. Si es billete, idem.

Por otro lado aunque juré y perjuré que no iba a regalar nada, pues siempre hay los regalos de compromiso. Pase lo que pase, más vale dar algo, sino luego le ponen a uno cara o lo dejan sin pavo (vulgo, guajolote) de navidad y año nuevo.

Por suerte, para mi economía, recordé que hace años, siendo un muchacho imberbe y habiendo conseguido en esas fechas el que fue mi primer trabajo, le regalé a mi madre un perfume. Fui con los cuates a Tepito y compré un Chanel número 5 y una botella de licor. Baras, baras. El único inconveniente fue que el perfume no fijaba, se lo rociaba uno (mi madre, pues) y luego luego se evaporaba. Y la botella de licor fino pues tenía un cierto sabor a tanguarniz. Eso que dice el MPC de Simbad de los necios que confunden vinos finos con precios altos, aplicó al revés. No confundir licores finos con precios económicos.

Esta vez, también fui a Tepis y compré una buena dotación de perjumes. Los voy a regalar, uno a la jefa aquí en el trabajo, otros para los cuates y familiares y alguno que otro para las bloggers que se apunten.

No sé la verdad por qué hay gente que me tacha de codorniz.