O consejos para sobrellevar la crisis.
Me gusta clasificar. Debí haber sido botánico. Tal vez igual estaría medio muerto de hambre, pero ah que ricas ensaladas me prepararía con los sobrantes después de clasificarlos. Solo que no me gustan las ensaladas. Shit!
Pienso que hay dos clases de personas (tal vez haya más, pero para el ejemplo ajusta): las que escriben blogs y las que se hacen millonarias o por lo menos viven razonablemente mejor que uno. Así, W ya no escribe posts y trabaja como negra para vivir como blanca. El pexipato trata de seguir escribiéndolos y trabaja como blanco para vivir como negro. Es decir, no trabaja. Bueno sí, pero la mayor parte del tiempo se hace pendejo. El pexipato tiene la teoría de que si no se presiona demasiado, laboralmente hablando, tal vez llegue a los 35.
Y bueno aquí estoy, escribiendo un post, en lugar de estar chingándole al trabajo.
Van varias veces que voy al super y siempre la misma cantaleta con las cajeras: "¿Encontró todo lo que buscaba?" Mi primer pensamiento es decirles: "vas y chingas a tu abuela", pues ya me cansé de decirles que en los estantes ya no hay Noescafé capuchino. Que tiene meses que no los surten. Que a causa de la crisis antes tomaba café gourmet de 35 pesos los 80 ml., y ahora me tengo que conformar con un brebaje que es 90% azúcar, 9% no sé que madres, conservadores tal vez, 0.9% almidón de maíz y 0.1% café mezclado con garbanzo. Claro que esta poción de calcetín sale a 5 pesos el sobre, la cual mezclada con agua caliente de la llave, se le figura a uno que bebe café. La más feliz es mi pinche solitaria diabética que vive en mi intestino grueso. Feliz de recibir diariamente su dosis de azúcar. Viciosa! Ya le dije que se la va a cargar la chingada un día de estos con tanta azúcar y carbohidratos. Porque también me como una concha, blanca o negra, acompañada de mi pseudocafé. Siempre me han gustado las conchas, saborearlas, así todas mojaditas, con el café.
Después pensé que lo que hacen las cajeras del super es cuidar mi economía. Al no haber Noescafé, tengo que tomar té. Al paso que voy, pronto tomaré agua endulzada y más tarde agua. Al no tener que pagar por café (sic) soluble, pues ahorro, gasto menos. Cajeras del Walmart: ¡Graciasssssss!!!
Otro que se preocupa por mi economía son los bancos. El fin de semana que fui al super me rebotaron mi tarjeta. Ya era la segunda vez. Indagando me dijeron que la había bloqueado el banco pues había hecho en días pasados una compra extraordinaria por dos mil pesos. Y ante tal comportamiento inusual, pues la bloquearon. Y me rebotaron mis compras de despensa. Y con la pena, con la cola que traía yo atrás, ahí sacando del carrito cosas no tan indispensables para poder pagar en efectivo. Mi primer pensamiento fue mandarlos a chingar a la bisabuela de Harp Helú o del Maseco, ya después entendí que se preocupan por mi economía y por eso me hacen pasar vergüenzas en el super.
Meditando también he llegado a la conclusión de ¿por qué deben ser tres comidas diarias? ¿por qué no seis? ¿o dos? Podríamos saltarnos la comida. Después de todo somos un país de obesos. Después de años de sesudas observaciones, siendo yo conejillo de indias, y después de numerosos análisis estadísticos he llegado a la conclusión de que a mí me da sueño a la hora de la comida, coma yo o no. Claro que a mí me da sueño a todas horas. Soy como el perico, me quedo dormido a la mitad del palo. Entonces todo ese tiempo que desperdicio yendo a comer podría yo aprovecharlo durmiendo. Debo decir que antes de la crisis que empezó en 2006, cuando llegó el pendejete este, no, no sean mal pensados, no hablo del "haiga sido como haiga sido", hablo del gran jefe actual, antes comía yo en restaurantes. Pero llegó la crisis y empezaron a cobrar por todos los extras, como las putas. Que si desnudo completo, tanto. Que varias posiciones, tanto. Que chico, grande y mameluco, tanto. Ahhhh, noooo, jajaja, me desvié del tema. Hablaba yo del restaurante. Empezaron a cobrarnos el cubierto, 30 pesos. Ches huleros, cobraban el cubierto y la vez que intenté llevarme un tenedor y la cuchara ya me los andaban sumando a la cuenta. Luego a racionarnos el agua de sabor. Que tenía uno derecho solo a un vaso de agua. La jarra adicional, extra. Que el huevo o el plátano montados en el arroz, tanto. Que los frijolitos, que ni los acostumbro, tanto. Que queríamos cambiar la guarnición (que nombre tan cagado ¿no? la guarnición. Cámbieme mi guarnición de tamarindos por una de polecías, jaja), tanto. Que la propina. Jijos de su pinky floyd. Ya me salía más caro el pinche restaurancete que ir al Winston Churchill (el restaurant, no aquel de "me alzaré con la victoria").
Pues decía yo que sería mejor dormir la mona que comer. Ahora bien, estando en tu trabajo ¿en dónde duermes la mona? OJO, este es uno de los secretos mejor guardados desde la Segunda Guerra Mundial. Jajaja, no, no se crean, lo acabo de ver y descubrir en la película esa de Will Smith "En busca de la felicidad". Paso 1: Busque un baño. Debe ser estrictamente y necesariamente uno donde la puerta sea corrida de arriba a abajo o bien de abajo a arriba. Uno en donde al asomarse un pendejo por debajo y vernos las patas que está uno sentado en el trono, no sirve. Paso 2: Que tanga un cerrojo o seguro muy seguro, para que aún forzándola aguante el empujón. Conozco pendejos que llegan al baño, estando uno adentro, y jalan el picaporte ansiosamente, como si se estuviesen cagando. Paso 3: este es opcional, que el asiento de la taza sea acolchonadito. Es que luego hay asientos muy duros y a los 20 minutos ya se te adormecieron las nalgas y se te entumieron las patas. Paso 4: este es importante. Debe usted contar con un reloj de esos que tienen alarma o despertador. ¿Que tal y se queda dormido más tiempo que las dos horas reglamentarias? Aparte de que las patrullas se duermen. Ahí sí, no he encontrado algo que impida que se me duerman las patricias. Pinche circulación. Paso 5: En función de que usted vaya agarrando experiencia, puede llevar disimuladamente al baño una pequeña almohada; un libro somnoliento; un radio o MP3 con música clásica; un pequeño tentempié, dicen que la lechuga da sueño. Un folder es importante. En caso de que el jefe lo cache saliendo del baño casi a la hora de la salida, siempre podrá decir: es que para aprovechar el tiempo en el trono, me llevé el manual de procedimientos para leerlo. En fin, saque a flote su creatividad. Y comparta sus experiencias en el WC. Recarga (dije recarga, no recaga) uno energías, aprovecha uno el tiempo y se ahorra uno lo de la comida.
El siguiente consejo para el ahorro se refiere a algo en lo cual los hombres casi nunca pensamos ni nos damos por enterados: el sexo. Pero creo que da para otro post. Ahorita ya se me antojó ir al trono.