De como el arrojar un kleenex por la ventanilla del auto provoca que a este país se lo esté llevando el carajo

O Efecto Mariposa a la centésima potencia.

Muchas veces, sobre todo durante estos últimos tres años, me he puesto a pensar, a reflexionar cuando empezó todo. Y no logro acordarme. No hay una fecha o evento preciso que marque el inicio de nuestra debacle como país infiltrado, país fallido.

Tal vez sucedió desde antes de que todos los que estamos por aquí hubiésemos nacido. No inició con algo espectacular, estilo el asesinato del príncipe heredero del Imperio Austro-Húngaro, o estilo la invasión a Polonia. Inició, he de suponer, con pequeñas acciones, detalles al parecer ínfimos que con los años han crecido cual bola de nieve rodando cuesta abajo.

En la mañana camino al trabajo, veo un auto Ford Fiesta delante de mí, de modelo relativamente reciente. Observo que el conductor saca la mano por la ventanilla (obvia perogrullada, ni modo que por el techo ¿verdad?) y arroja un kleenex al pavimento. He de suponer también que el kleenex estaba todo moquiento o sucio, no creo haya arrojado un kleenex limpio.

Imaginémonos ciento ocho millones de mexicanos tirando los kleenex sucios al suelo, en lugar de esperar a tener un bote de basura a la mano.

Algo así sucedió. A alguien en algún momento del Precámbrico se le hizo fácil estacionarse en doble o tercer carril. A otro, dar una vuelta prohibida a la izquierda. A otro más, estacionarse ("solo un momentito, en lo que dejo a mi hijo aquí en la escuela") enfrente de una cochera de auto. Darle para sus chescos al policía o al franelero. Dar una gratificación al burócrata o al agente del MP, para que el asunto fuera más rápido. Deslizar un sobre con el correspondiente 10% al ministro, secretario de estado, o funcionario público. Depositarle al Capo di tuti capi (ah, no, jeje, me entusiasmé, quise decir al presi) de la Coca-Cola la mitad de la partida secreta (ah, no, tampoco ¿por qué la mitad de la partida secreta? pudiendo embolsársela completa).

Escucho el 102.5 FM, dan cuenta ahí y en todas partes, que los Consejeros del ife (institute of the cochupo electoral) tuvieron a bien en estos tiempos de crisis y de desesperación de las clases jodidas, aumentarse el sueldo en alrededor del 100% (oh, pus es que no les alcanzaba con 170 mil pesos mensuales, por eso se lo aumentaron a 330 mil pesos mensuales. Bola de envidiosos). Dicen que no es ilegal, que por ley ellos debieran ganar lo mismo que los ministros de la Suprema Corta.

Pues no, no es ilegal. Es totalmente insensible. Es burlarse de alrededor de 105 millones de mexicanos. Es echarle más leña al fuego.

¿Cuándo inició todo? No lo sé.

Tal vez cuando alguien en la miseria nos extendió la mano, solicitándonos con ojos desesperados una moneda, y preferimos voltear hacia otro lado.


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