Piensa uno y tiembla uno ante la posibilidad de que alguno de nuestros descendientes pueda pasar por trances similares, y no salga bien librado.
¿Cuántas veces en nuestra juventud nos empedamos irresponsablemente y después hicimos cosas inconfesables? ¿Cuántas veces aún estando sobrios, hicimos pendejada y media? Y las que nos faltan aún por hacer.
Pienso en esto ante una noticia, que de inicio dije mentalmente "qué bueno que lo agarraron y ojalá lo refundan en el bote". Ahora viendo otra nota, viendo el rostro del chavo, vuelvo a pensar mentalmente "la cagó. Pobre. Pasará años en el bote, mientras otros se las ingenian para tener los mejores abogados o los mejores protectores y salir por la Puerta Grande".
El chavo es hijo de un profesor de la Universidad Autónoma Chapingo y estudiaba derecho en la Universidad Panamericana. Es obvio que su crimen lo hizo bajo influjos del alcohol. Es obvio que muy probablemente en el momento no supo lo que hacía.
Algo que me causa indignación en la nota es esto: ¨{...} Por otra parte, Vázquez Rodríguez dijo que la Nunciatura Apostólica de México interpuso una querella por las afectaciones al monumento a Juan Pablo II, por lo que a Romo Trujano se le acreditará también el delito de daño en propiedad ajena {...}.
¿Será posible que la Nunciatura Apostólica de México interponga una querella por daños al monumento, sin pensar que el chavo de por sí ya tiene demasiados problemas sobre su espalda? ¿Por qué no utiliza el dinero del monumento y de otros fastuosos monumentos para dar ayuda económica a las esposas e hijos de policías asesinados por la guerra del narco? ¿Por qué no le pide ayuda a Don Millonésimo Cempeda, quien juega golf y bebe los mejores vinos en conocidos restaurantes?
Que mal estamos como país, definitivamente.
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