Represores

Pinche mundo represivo en que vivimos, me cae.

El otro día escuché en el radio acerca de un bando de Buen Gobierno que iban a publicar en Culiacán, en donde prácticamente estaba prohibido todo. Claro, a excepción de las actividades realmente delictivas, esas sí se puede. Más si van acompañadas de bazookas, cuernos de chivo y granadas de fragmentación.

El caso es que prohibían decir chingaderas en público, escupirle al policía de tránsito, besarse de a lengüita, no pintar la fachada de tu casa al menos una vez al año, mentársela a los pederastas, rayársela al número tres del Forbes por hulero, encuerarse en la vía pública y demás linduras por el estilo.

Ahora en los yunaits salen con que está prohibido jalarle el cuello al ganso en los aviones. ¿Y qué chingaos quieren que haga uno para bajarle el nivel al estrés?

Ah, pero eso sí, se pueden fumar un churro en el avión y no hay pex.

O pueden ser alcohólicos, decir que escuchan voces divinas, ser asesinos étnicos y recibir zapatazos de irakíes indignados, y no hay purrún.

La double moral, pues.

(A todo esto, la pasajera del avión que fue de chismosa, relató también que medía como 30 cms., era morena, peluda, y tenía buen aspecto. No pudo dar más detalles, pues el crespo se encrespó y ya no la enseñó).