No confundir con este otro Rufus que hasta blog tiene http://rufusnet.blogspot.com/
PRIMER ACTO:
Rufus andaba en un país árabe con un grupo de turistas franceses. En ese país trataba de expresarse en una mezcla de francés, inglés, y español, puesto que el idioma nativo no lo dominaba (ni lo dominó). Los franceses eran bastante aburridos; después de visitar las mezquitas y los bazares locales, llegaban a cenar y a dormir. Rufus necesitaba acción. Una de esas pocas noches en esa gran metrópolis, Rufus no aguanto más. Se armó de valor y salió a recorrer las calles cercanas a su hotel. Tampoco no era cosa de perderse en la gran ciudad. Los recuerdos de Rufus se pierden en la noche de los tiempos. Pero, al parecer tal vez vió un letrero que decía Bar, o una lamparita roja o morada afuera de algún lugar donde se oía música llamó su atención. La entrada era angosta y había que subir una escalera. Ya arriba, confirmó al ver las mesas, sillas, música, luz tenue, mujeres y meseros, que se encontraba en un bar. Pidió ver la carta de precios. Lo más barato era la cerveza. Pidió una y empezó a sorberla con delicia, pues hacía un calor endemoniado, era el verano.
Al poco rato se acercó una chica. Rufus ni se acuerda como era. Tal vez como todas. En todo caso era atractiva, sino Rufus no hubiera aceptado que se sentara en su mesa. Estaba consciente que en un país musulmán, por muy liberales que fueran sus costumbres, había que andarse con tiento, y más con sus mujeres. La chica preguntó si podía ordenar una copa. Rufus cometió un error: pensó "una copa no es mucho. No es una botella". Trajeron una copa, la cual la chica apuró de un trago. Siguieron "hablando" y Rufus terminó su cerveza. La chica quería seguir ordenando otras copas, a lo cual Rufus se negó. Pidió la cuenta. Cuando la trajeron, Rufus sintió el sudor frío que recorría su espalda. Una cuenta exhorbitante para una cerveza y una copa de "algo". Trató de negarse a pagar la cuenta. El mesero chasqueó los dedos y dos guaruras tipo roperos aparecieron de las sombras. Ante semejantes argumentos, Rufus tuvo que apechugar, pagó, salió rápidamente del bar y se apresuró a llegar a su hotel.
Rufus continuó su viaje junto con el resto del grupo, aligerado del equivalente a unos cientos de francos franceses.
Con el paso de los años, Rufus reflexiona que tuvo suerte. Un país extraño, con costumbres desconocidas para él. Rufus pudo haber "desaparecido" esa noche, y ni quien lo hubiera llorado. Al menos no esa noche. Podría decirse que le salió barata la experiencia.
9 commentaires:
Vaya que si le salió barata la experiencia....
Saludos
me chuté el copy-paste de los pedos; carreño está revolcándose en su tumba por tanta vulgaridad....y quién es rufus?...creí que ibas a contar un chiste en tres actos
pusí, da algo de cachét traer necstel y ayuda a conseguir buenos cliente$$$$....armani se oye bien...compré un perfume de ese siñor; la ropa está algo "cariñosa"...buscaré al menos una corbata de esa marca...por lo pronto seguiré con dockers que es más accesible
Ahhhhh que Rufus tan .......
Ya ni digo.... !!!!
Eso le pasa a Rufus (sólo a Rufus , ok?) por andar de "ojo alegre"....
poss que menso!
en esos lugares con costumbres tan raras de preferencia sugieren no salir solo.. pero psss queria algo nuevo no??
jejeje
rufus, recorde a un perro..
jajajaja, por caliente, yo tengo una historia así la pondré esta semana.
Bye
¿Y cómo amaneció Rufus hoy?..... ¿Terminó su escrito de 12 páginas?....... ¿O lo atacó la maldita primavera?........ jajajaja
Sergo el Bailador de Bronco.
¡Touché!
Puede suceder en cualquier país,
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